Entre los niños cubanos que viajaron había muchos que a su salida del país albergaban simpatías por el proceso político revolucionario que se desarrollaba en Cuba y otros con grandes reservas hacia el proceso transformador que afectaba económicamente a sus padres.
Muchos de estos jóvenes profundizaron sus sentimientos en favor de Cuba al constatar la realidad que se vivía en los años 60 y 70 en Estados Unidos y abrazaron la causa independentista de Puerto Rico; se opusieron a la guerra contra Vietnam; combatieron la discriminación racial y de la mujer, y, fundamentalmente, se opusieron y se oponen al bloqueo y defienden la causa de la Revolución Cubana.
Integraron este sector muchos que políticamente ya estaban identificados con estos ideales y otros que concientizaron una ideología muy diferente a la que les había sido inculcada por sus padres y los benefactores que los recibieron en Estados Unidos, los que de conjunto fundaron organizaciones como la Juventud Cubana Socialista y la Brigada Antonio Maceo, cuyo vocero fue la Revista Baraguá.
Uno de ellos fue Carlos Muñiz Varela, quien fuera fundador de la Brigada "Antonio Maceo" y director de la Agencia Viajes Varadero, que promovía excursiones de la comunidad cubana, de norteamericanos y puertorriqueños a Cuba, el cual fue asesinado a balazos el 28 de abril de 1979, por elementos terroristas de la ultraderecha cubano-americana, por el simple hecho de simpatizar con la Revolución y promover vínculos estables con su patria.
Su posición fue atacada por todos los grupos terroristas, contrarrevolucionarios y la extrema derecha de esa comunidad.
Otros en cambio engrosaron las filas de las organizaciones anticubanas terroristas, participando en todas las acciones ejecutadas por el gobierno norteamericano contra su país de origen, apoyando el bloqueo y las posiciones más agresivas que contra Cuba se han desarrollado a lo largo de todos estos años.
Un ejemplo de ello fue el grupo Abdala, creado el 28 de enero de 1968 y que, según Leo Viota -uno de sus coordinadores-, tenía entre sus principales objetivos combatir primero a la Brigada Venceremos y posteriormente también a la Brigada Antonio Maceo.
Leo Viota fue sacado por la Operación Peter Pan en 1961, cuando apenas tenía 11 años de edad. Él se unió a Abdala con 21 años, después de haber finalizado su servicio militar en Vietnam, donde luchó siguiendo sus ideales, pensando que era su deber pelear contra el enemigo comunista.
Estos grupos han desarrollado numerosas actividades terroristas tanto en Estados Unidos como en terceros países, contra instalaciones y personal del gobierno cubano, personas amigas o simplemente simpatizantes con la Revolución cubana, e incluso, contra empresas e instituciones que colaboran o tienen lazos comerciales con Cuba. Otros confiesan abiertamente sus posiciones anexionistas y son utilizados por los enemigos de su país en las tareas más siniestras e infames, como lo es defender el bloqueo económico y la agresión directa utilizando fuerzas extranjeras contra su pueblo.
Estas contradictorias proyecciones políticas también aparecen reflejadas en las acciones de algunos de los principales actores de la Operación Peter Pan: Ramón Grau Alsina. Él le adjudicó medidas de aceptación popular al gobierno de su tío, entre ellas, las leyes revolucionarias aplicadas por Antonio Guiteras Holmes, relativas a la intervención de la mal llamada Empresa Cubana de Electricidad, y la Ley del 50. Inculpa a esta causa - según expone en su libro Mongo Grau: Cuba desde 1930 - el derrocamiento, en 1934, del presidente de la república Ramón Grau San Martín, por parte del gobierno de Estados Unidos. A pesar de ello se convirtió en Agente secreto al servicio de la misma potencia extranjera que derrocó a su tío y que trata a través del bloqueo y de las agresiones más brutales instaurar de nuevo un gobierno pro-yanqui.
En la actualidad hay en Estados Unidos famosos Peter Pan. Hay quienes se han asido a sus raíces y defienden fielmente a su terruño y su gente, y también quienes, asimilados por los Estados Unidos, han dado la espalda a su patria situándose del lado del país que los secuestró siendo niños y no ha cesado de agredir a su país natal. Entre estos últimos, el senador Mel Martínez y el músico Willy Chirino son dos de los más publicitados.
Significación
Durante la Operación Peter Pan, a inicios de los 60, más de 14 mil niños fueron arrancados de sus familias por culpa de una sucia maniobra política orquestada desde los Estados Unidos.
Fue diseñada para que los niños estuvieran por breve tiempo en Estados Unidos, y regresaran a Cuba después de triunfar una invasión como la de Playa Girón. Así salieron de Cuba alrededor de 14 048 niños. Un tiempo después Estados Unidos suspendió los vuelos directos entre ese país y Cuba. Muchos de esos padres no pudieron viajar junto a sus niños, quienes vagaron durante años por casas de huérfanos y fueron adoptados por familias norteamericanas que llegaron a maltratarlos y obligarlos a trabajar.
Los medios masivos de comunicación en Estados Unidos, en sus campañas de propaganda se refirieron a esta operación como una de las más estremecedoras historias de cubanos huyendo de su tierra bajo la represión comunista. Y exaltaban el supuesto heroísmo, el humanismo y la compasión de sus ejecutores, pretendiendo presentar así a Estados Unidos en un santuario para los oprimidos. Pero existe otra parte oscura e intencionalmente oculta hasta ahora de esa historia que debe ser esclarecida y conocida para establecer sus verdaderos propósitos y fines políticos contra la Revolución cubana.
Ramón Grau Alsina (Mongo), jefe de varias redes de la CIA y uno de los principales organizadores de la operación en Cuba, valoró en su momento que las razones humanitarias no fueron precisamente la motivación de Washington para lanzar la Operación Peter Pan, a pesar de que la iglesia estaba involucrada, sino que fueron razones políticas las que los impulsó. La estrategia incluyó la fabricación y distribución de falsos rumores de que el gobierno de Fidel Castro estaba preparando una ley mediante la cual quitaría los niños a los padres y los pondría bajo la custodia del Estado. La idea era crear el pánico entre los padres cubanos.
Resultados negativos
Constituyó la mayor maniobra de manipulación con fines políticos de niños que se recuerde en el hemisferio occidental y fue también uno de los más tristes episodios en la historia de la emigración cubana hacia Estados Unidos. Muchos de aquellos niños fueron enviados a casas de adopción, orfelinatos, e incluso, a establecimientos penitenciarios para delincuentes juveniles de 35 estados de la Unión.
Entre los principales problemas de que fueron objeto están la inadecuada alimentación, la existencia de pandillas en los centros de recepción y campamentos, el uso de castigos corporales, la obligación de hacer tareas domésticas humillantes en unos casos y no acostumbrados en otros, pero calificados por todos como esclavizantes al sentirse explotados por sus tutores y maestros. También se enfrentaron abruptamente a la diferencia de idiomas, costumbres y culturas, sobre todo en los casos relocalizados en estados como Michigan, Montana, Washington y Nueva York —por sólo citar algunos ejemplos— y, de manera muy especial, al sentimiento de soledad y abandono.
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