sábado, 27 de octubre de 2012

La Verdadera Historia de la Operación Peter Pan.(IV)

 Vertientes políticas adoptadas por los niños

Entre  los niños cubanos que viajaron había muchos que a su salida del país  albergaban simpatías por el proceso político revolucionario que se  desarrollaba en Cuba y otros con grandes reservas hacia el proceso  transformador que afectaba económicamente a sus padres.
 
Muchos  de estos jóvenes profundizaron sus sentimientos en favor de Cuba al  constatar la realidad que se vivía en los años 60 y 70 en Estados  Unidos y abrazaron la causa independentista de Puerto Rico; se  opusieron a la guerra contra Vietnam; combatieron la discriminación  racial y de la mujer, y, fundamentalmente, se opusieron y se oponen al  bloqueo y defienden la causa de la Revolución Cubana.

Integraron  este sector muchos que políticamente ya estaban identificados con estos ideales y otros que concientizaron una ideología muy diferente a la que  les había sido inculcada por sus padres y los benefactores que los  recibieron en Estados Unidos, los que de conjunto fundaron  organizaciones como la Juventud Cubana Socialista y la Brigada  Antonio Maceo, cuyo vocero fue la Revista Baraguá.


 Uno de  ellos fue Carlos Muñiz Varela, quien fuera fundador de la Brigada  "Antonio Maceo" y director de la Agencia Viajes Varadero, que  promovía excursiones de la comunidad cubana, de norteamericanos y  puertorriqueños a Cuba, el cual fue asesinado a balazos el 28 de  abril de 1979, por elementos terroristas de la ultraderecha  cubano-americana, por el simple hecho de simpatizar con la  Revolución y promover vínculos estables con su patria.

 
Otro  grupo de académicos de esa generación fundó la Revista Areíto,  algunos de los cuales editaron el libro Contra viento y marea en el  cual relataron sus vivencias y frustraciones, así como su amor a Cuba y  el orgullo de seguir siendo fieles a sus raíces. Su principal objetivo  fue viajar a Cuba, lo que materializaron en 1978, así como fueron  protagonistas del diálogo que con la Comunidad Cubana en el Exterior  iniciaron las autoridades cubanas en ese mismo año.

Su posición fue atacada por todos los grupos terroristas, contrarrevolucionarios y la extrema derecha de esa comunidad.
 
Otros  en cambio engrosaron las filas de las organizaciones anticubanas  terroristas, participando en todas las acciones ejecutadas por el  gobierno norteamericano contra su país de origen, apoyando el bloqueo y  las posiciones más agresivas que contra Cuba se han desarrollado a lo  largo de todos estos años.
 
Un ejemplo de ello fue el  grupo Abdala, creado el 28 de enero de 1968 y que, según  Leo Viota -uno de sus coordinadores-, tenía entre sus principales  objetivos combatir primero a la Brigada Venceremos y  posteriormente también a la Brigada Antonio Maceo.
 
Leo  Viota fue sacado por la Operación Peter Pan en 1961, cuando apenas tenía  11 años de edad. Él se unió a Abdala con 21 años, después de haber  finalizado su servicio militar en Vietnam, donde luchó siguiendo sus  ideales, pensando que era su deber pelear contra el enemigo comunista.
 
Estos  grupos han desarrollado numerosas actividades terroristas tanto en  Estados Unidos como en terceros países, contra instalaciones y  personal del gobierno cubano, personas amigas o simplemente  simpatizantes con la Revolución cubana, e incluso, contra empresas e  instituciones que colaboran o tienen lazos comerciales con Cuba.  Otros confiesan abiertamente sus posiciones anexionistas y son  utilizados por los enemigos de su país en las tareas más siniestras e  infames, como lo es defender el bloqueo económico y la agresión directa  utilizando fuerzas extranjeras contra su pueblo.
 
               Willy Chirino, uno de los famosos Peter Pan de la oposición a la Revolución Cubana.
 
 
Estas  contradictorias proyecciones políticas también aparecen reflejadas en  las acciones de algunos de los principales actores de la Operación Peter  Pan: Ramón Grau Alsina. Él le adjudicó medidas de aceptación  popular al gobierno de su tío, entre ellas, las leyes revolucionarias  aplicadas por Antonio Guiteras Holmes, relativas a la intervención  de la mal llamada Empresa Cubana de Electricidad, y la Ley del 50.  Inculpa a esta causa - según expone en su libro Mongo Grau: Cuba  desde 1930 - el derrocamiento, en 1934, del presidente de la  república Ramón Grau San Martín, por parte del gobierno de Estados  Unidos. A pesar de ello se convirtió en Agente secreto al  servicio de la misma potencia extranjera que derrocó a su tío y que  trata a través del bloqueo y de las agresiones más brutales instaurar de  nuevo un gobierno pro-yanqui.
 
En la actualidad hay en Estados Unidos famosos Peter Pan. Hay  quienes se han asido a sus raíces y defienden fielmente a su terruño y  su gente, y también quienes, asimilados por los Estados Unidos, han dado la  espalda a su patria situándose del lado del país que los secuestró  siendo niños y no ha cesado de agredir a su país natal. Entre estos  últimos, el senador Mel Martínez y el músico Willy Chirino son dos de  los más publicitados.
 

Significación

Durante la Operación Peter Pan, a inicios de los 60, más de 14 mil niños  fueron arrancados de sus familias por culpa de una sucia maniobra  política orquestada desde los Estados Unidos.
 
 
Fue  diseñada para que los niños estuvieran por breve tiempo en Estados  Unidos, y regresaran a Cuba después de triunfar una invasión como la  de Playa Girón. Así salieron de Cuba alrededor de 14 048 niños. Un  tiempo después Estados Unidos suspendió los vuelos directos entre ese  país y Cuba. Muchos de esos padres no pudieron viajar junto a sus niños,  quienes vagaron durante años por casas de huérfanos y fueron adoptados  por familias norteamericanas que llegaron a maltratarlos y obligarlos a  trabajar.
 
Los medios masivos de comunicación en  Estados Unidos, en sus campañas de propaganda se refirieron a esta  operación como una de las más estremecedoras historias de cubanos  huyendo de su tierra bajo la represión comunista. Y exaltaban el  supuesto heroísmo, el humanismo y la compasión de sus ejecutores,  pretendiendo presentar así a Estados Unidos en un santuario para los  oprimidos. Pero existe otra parte oscura e intencionalmente oculta hasta  ahora de esa historia que debe ser esclarecida y conocida para  establecer sus verdaderos propósitos y fines políticos contra la  Revolución cubana.
 
Ramón Grau Alsina (Mongo),  jefe de varias redes de la CIA y uno de los principales  organizadores de la operación en Cuba, valoró en su momento que las  razones humanitarias no fueron precisamente la motivación de Washington  para lanzar la Operación Peter Pan, a pesar de que la iglesia estaba  involucrada, sino que fueron razones políticas las que los impulsó. La  estrategia incluyó la fabricación y distribución de falsos rumores de  que el gobierno de Fidel Castro estaba preparando una ley mediante  la cual quitaría los niños a los padres y los pondría bajo la custodia  del Estado. La idea era crear el pánico entre los padres cubanos.

Resultados negativos

 
Constituyó  la mayor maniobra de manipulación con fines políticos de  niños que se  recuerde en el hemisferio occidental y fue también uno de  los más  tristes episodios en la historia de la emigración cubana hacia  Estados  Unidos. Muchos de aquellos niños fueron enviados a casas de  adopción,  orfelinatos, e incluso, a establecimientos penitenciarios para   delincuentes juveniles de 35 estados de la Unión.
 
Entre  los principales problemas de que fueron objeto están la inadecuada  alimentación, la existencia de pandillas en los centros de recepción y  campamentos, el uso de castigos corporales, la obligación de hacer  tareas domésticas humillantes en unos casos y no acostumbrados en otros,  pero calificados por todos como esclavizantes al sentirse explotados  por sus tutores y maestros. También se enfrentaron abruptamente a la  diferencia de idiomas, costumbres y culturas, sobre todo en los casos  relocalizados en estados como Michigan, Montana, WashingtonNueva York —por sólo citar algunos ejemplos— y, de manera muy  especial, al sentimiento de soledad y abandono.
 

La Verdadera Historia de la Operación Peter Pan (III)

                                                      

Tercera etapa. La visas Waiver
 
Como  en los planes iniciales de Mongo Grau se contemplaba la necesidad  de crear un equipo que se dedicara a la falsificación de documentos  migratorios, este se dirigió al también agente de la CIA Israel  Padilla Frades (Borico):
quien con una pequeña  organización de falsificación se encargó del asunto y fue el primero en  estampar los visados falsos en los pasaportes de la Operación Peter Pan,  con ello se honraba y reconocía la calidad de su trabajo.
A  esta red de falsificadores, bajo la dirección de Israel Padilla Frades,  pertenecieron los también agentes de la CIA, Albertina O'Farril de la  Campa, Manuel de Jesús Companioni Sousa, Alicia Thomas  Chinique y Leopoldina Grau Alsina (Polita). Estos falsificaron  los visados tanto en pasaportes cubanos, como británicos, franceses, o  de cualquier nacionalidad.
 
La participación de Polita  Grau en la falsificación de pasaportes y visas fue públicamente  reconocida en la entrevista que le ofreciera al periodista cubano Luis  Báez, señalando al respecto que cambiaban en los pasaportes de  personas fallecidas, los nombres, los números y los ponían aptos para  viajar. Como no había embajada norteamericana, Polita aseguró que ellos  se convirtieron en una especie de consulado clandestino con el acuerdo  tácito de las autoridades norteamericanas.
 
Los expertos  falsificadores de la red de Mongo Grau usaron todo tipo de estratagemas  para sacar además por la Operación Peter Pan a espías y terroristas  prófugos de la justicia. La persona de más edad sacada del país por esta  vía fue René Véliz, a quien con 37 años de edad lograron  falsificarle el pasaporte de un joven de 17 años, aprovechando las  características físicas de este terrorista implicado en un fallido plan  de sabotaje mediante el cual se pretendió volar la refinería de petróleo  que había sido nacionalizada a la Shell Oil.
 
Todo  contacto oficial, como establecía la carta del Catholic Welfare Bureau,  llegaba a Mongo Grau por mediación de Penny Powers, a quien aquel  señaló como una agente de la inteligencia británica que le servía de  enlace con la embajada inglesa en La Habana, con las aerolíneas Pan  American y KLM y la Iglesia Católica en Miami.
 
Para la  recolección y confirmación de los nombres de los niños que sacarían por  la Operación, Grau reclutó al sacerdote Raúl Martínez González, párroco  de la iglesia de Santa María del Rosario, quien designó a dos de sus  feligresas la misión de recorrer todo el país para contactar a otros  sacerdotes que serían los encargados de confeccionar las listas con los  nombres de niños cuyos padres deseaban enviarlos a Estados Unidos. Con  una frecuencia quincenal estas visitaban la casa de los Grau y  entregaban los listados con los nombres de niños que necesitaban  documentos para poder viajar.
 
Durante el desarrollo de la  Operación Peter Pan varias embajadas extranjeras jugaron un papel  fundamental en la misma, no sólo poniendo a disposición de las redes de  la CIA de Mongo Grau los medios propios de los canales diplomáticos para  trasmitir recíprocamente la información de inteligencia que circulaba a  través de ellos, sino que incluso muchos de estos diplomáticos  recurrieron a Grau para que les resolviera visados especiales para  amigos, familiares y empleados de dichas sedes.
 
Un  ejemplo de ello se pudo apreciar en uno de los tantos homenajes que en  Miami se le ofreció a Mongo Grau pocos días después de su arribo a esa  ciudad el lunes 15 de septiembre de 1986, luego de ser puesto en  libertad por las autoridades cubanas, a solicitud de la Iglesia  Católica, cuando cumplía una condena de 30 años por sus actividades de  espionaje, terrorismo y planes de atentado al Presidente Fidel Castro.  En esa ocasión estuvieron presentes Emanuel Carvajal, quien se  desempeñó como embajador de Costa Rica en La Habana en 1961,  y su esposa Bertha, los que declararon públicamente haber ayudado a  Grau en el trasiego de documentos migratorios norteamericanos, jugando  así un pequeño pero crucial papel en la Operación que permitió sacar de  Cuba a más de 14 mil niños.
 
Las aerolíneas norteamericana  Pan American World Airways y la holandesa K.L.M. Royal Dutch  Airlines, fueron las únicas autorizadas por el Gobierno de los Estados  Unidos para la transportación de los niños que viajaban con las Visas  Waiver. En ambas aerolíneas funcionaban sendos centros de  inteligencia al servicio de la CIA, cuyos agentes principales eran  Antonio Comellas y Francisco "Pancho" Finlay, a su vez presidentes  respectivos de esas firmas en La Habana quienes recibieron la  orientación de ponerse al servicio de Mongo Grau, en esta Operación.
 
De  esta forma se garantizó la clandestinidad, operatividad y dinámica  necesaria de la Operación, teniendo en cuenta que para poder viajar en  vuelos comerciales la ley regulaba que cada pasajero tenía que tener un  asiento confirmado en el avión. Los empleados de las aerolíneas  insertaban falsas reservaciones en las listas de pasajeros que después  eran sustituidas con los nombres de los niños que viajarían en cada  vuelo. Esta tarea la realizaban fundamentalmente Ulises de la Vega de la  KLM y Julio Bravo Rodríguez, agente "Toribio" de la CIA, quien  fungía como Jefe del Departamento de Visas Waiver de la Pan American en  Cuba, todo bajo la diaria supervisión de la inglesa Penny Powers.
 
Penny  Powers con la ayuda del matrimonio y agentes CIA, Berta de la Portilla y  Francisco "Pancho" Finlay, llegó a estructurar una amplia red para la  distribución de visas "waiver" en las distintas escuelas privadas del  país.
 

Culminación de la operación

En  Octubre de 1962, el Gobierno de Estados Unidos suprimió  unilateralmente los vuelos directos. Quedaron detrás cerca de 50 mil  jóvenes cubanos a los que habían entregado visa Waiver y con esa  arbitraria medida no pudieron emigrar como era el deseo de sus padres.  Según un estimado conservador, cerca de 150 mil familiares de los niños  sacados por la Operación Peter Pan recibieron visa y pudieron emigrar a  Estados Unidos antes de la Crisis de Octubre.
 
En  horas de la tarde del 22 de octubre de 1962 partía por última  vez el vuelo No. 422 de la Pan American que cubría el itinerario regular  Habana-Miami, con los últimos niños que serían sacados de Cuba por  la Operación Peter Pan.
 
Según cifras aportadas por  autoridades eclesiales de Miami, entre el 26 de diciembre de  1960 en que salió el primer grupo y el 22 de octubre de 1962  que llegó el último a Miami, fueron sacados de Cuba a través de la  Operación Peter Pan un total de 14 048 niños sin acompañantes.
 

Centros de acogida

Campamentos

 
Uno  de los problemas iniciales ocurrido en los campamentos fue el arribo de  muchachos no previstos, a quienes sus padres los mandaban a Estados  Unidos, unos por participar en actividades conspirativas en los colegios  o instituciones laicas católicas y otros que podían ser una vergüenza  para los familiares en Cuba y temían que se convirtieran en  comunistas. La mayoría de esos niños sufrió un gran trauma que desembocó  en desarraigo.
 
Al respecto, el doctor Carlos  Cortina, representante de la Iglesia Cristiana Reformada de Estados  Unidos, reconoció en 1962, en una audiencia del subcomité que  investigó los problemas relacionados con los refugiados cubanos, del  Comité Judicial del Senado de Estados Unidos, que muchos de los  niños fueron sacados de Cuba por sus padres en contra de su voluntad, ya  que según el testimoniante simpatizaban con las ideas de la Revolución,  eran miembros de la Organización de Pioneros o de otras organizaciones  revolucionarias.
 
Ello obligó a mantener los dos grupos  apartados en los campamentos y enfrentó a los encargados de su atención  con un problema que nunca antes habían conocido y del cual no tenían  idea de cuándo finalizaría.
 
Fue así como súbitamente  ambos grupos se vieron sometidos a un régimen estricto, donde, incluso,  tenían que ir a la cama temprano y se les limitó la comunicación con sus  familiares en Cuba, por lo que los muchachos indudablemente fueron  infelices.
 
El padre Francisco Palá, quien fuera el  primer administrador de Camp Matecumbe, inaugurado en julio de  1961, relató que en ese campamento se albergaron los jóvenes de  edades más problemáticas, entre 15 y 18 años, los cuales dormían al  inicio en tiendas de campaña, que se mojaban cuando llovía y todo se  inundaba. Con una capacidad para solo 100 personas, se hacinaban hasta  500 jóvenes que disponían únicamente de dos duchas para su aseo  personal.
 
Imperaba la ley de la fuerza, solo el más  fuerte sobrevivía. Los robos, las peleas, etc., eran constantes. El  padre Francisco Palá tenía una oficina con aire acondicionado de la que  nunca salía.
 

Orfelinatos

 
El  Orfelinato de San Vicente, situado en Vincennes, estado de  Indiana, constituyó para los niños cubanos un verdadero campo de  trabajo esclavo. Las monjas utilizaban a los niños en las cosechas de  maíz, manzanas, cerezas, etc., apropiándose íntegramente de los ingresos  que recibían de los granjeros propietarios de los campos donde  realizaban esos trabajos, sin que los menores recibieran gratificación  alguna por ello.
 
El Orfelinato Saint Vicent, de  Philadelphia, bajo los auspicios de monjas alemano-americanas,  recibió igualmente a niños cubanos. Estos niños fueron igualmente  víctimas de la discriminación por parte de la población local, que, al  conocer que eran cubanos y estaban en el orfelinato, les impedían toda  relación con las muchachas del lugar y mucho menos visitarlas en sus  casas. Todos eran varones, reprimidos por la severidad del orfanato, con  la ardiente nostalgia de la familia y la desesperada incertidumbre del  futuro. El encierro los llevó a la violencia del trato de unos con los  otros, y a los conflictos, que se multiplicaron entre ellos.
 
No  fue hasta el 9 de marzo de 1962, a pesar de la supuesta  libertad de prensa existente en ese país, que se publicó el primer  reportaje noticioso, cuando Steven Van Beeler, del Cleveland Plain  Dealer, rompió el pacto de silencio periodístico y pretendió publicar  una historia detallada de la operación, al observar en un barrio a un  grupo de niños cubanos viviendo con familias norteamericanas y al  indagar qué hacían allí, para no llamar su atención le respondieron que  se trataba de un asunto de relaciones públicas.
 
Ante la  nueva situación creada y en medio de la Crisis de Octubre, los  organizadores de la Operación Peter Pan tomaron algunas medidas para  aliviar la situación de hacinamiento imperante en el campamento  Matecumbre y proceder al cierre de Kendall por necesidades del Dade  Country Public Welfare Department. A finales de Octubre de  1962, la parte de la base de la marina cercana a Opa - Locka,  que había sido acondicionada como centro de recepción, albergue y  escuela de los niños cubanos, tuvo que ser rápidamente abandonada, al  menos temporalmente, debido a requerimientos militares.
 
Como  consecuencia de ello, los niños más jóvenes fueron reubicados en el  campamento de Florida City donde el hacinamiento había sido aliviado  en parte por la anexión de un tercer bloque de apartamentos. En  Matecumbe, los dormitorios ya resultaban insuficientes e inadecuados  para la capacidad que ya tenía instalada, fue necesario utilizar el  gimnasio y la sala de recreo como dormitorios para los niños que fueron  enviados por el cierre de los otros campamentos militares devenidos  albergues para los niños cubanos cuando se inició la Operación Peter Pan  y que cuando se amenazaba, incluso, con una agresión nuclear al pueblo  de Cuba, era utilizados nuevamente para reemplazar a dichos niños por  soldados dispuestos a agredir a su propia patria, en la cual aún vivían  muchos de los padres y familiares más cercanos.
 
El 31  de octubre de 1962 el Catholic Welfare Bureau envió unos 190 niños  a otras comunidades para su cuidado, permaneciendo aún en esa situación  142 de ellos. Walsh todavía tenía 77 muchachos en Miami, 10 de ellos en  un pequeño hogar de la Iglesia Metodista y el resto en Foster  Homes.
 
Por su parte, la United HIAS Service, que  había obtenido una amplia experiencia desde épocas de Hitler en la  atención a niños refugiados, tenía organizada una amplia red de agencias  judías a través de todo el país, por lo que para el 31 de octubre  de 1962 ya tenían fuera de Miami 117 menores dentro de su  programa. Casi todos ellos fueron destinados a Foster Families por lo  que para esa fecha aún permanecían 54 muchachos en esta situación.
 
En  Diciembre de 1962, Robert M. Ball, comisionado de Seguridad  Social, reconoció, ante un subcomité del senado, que alrededor de 4 mil  niños cubanos se mantenían en Casas de Adopción o con grupos  financiados para su cuidado con fondos federales, que aún no se habían  podido reunir con sus padres o familiares. Una tercera parte de estos  niños se encontraban albergados en el área de Miami, mientras que  las dos terceras restantes se localizaban en 116 comunidades de 41  estados.
 
Las edades de los niños sacados de Cuba mediante la Operación Peter Pan fluctuaban entre meses de nacidos y 18 años de edad.(Continua....)
 

sábado, 20 de octubre de 2012

La Verdadera Historia de la Operación Peter Pan.(Parte II)


 
Primera etapa. Habana-Miami
 
El  proyecto inicial de la Operación Peter Pan fue elaborado por el  sacerdote católico de Miami y director ejecutivo de Catholic Welfare  Bureau, Bryan O. Walsh y por el entonces director de la Ruston  Academy en La Habana, el norteamericano James Baker. Consistió en  la obtención de visas norteamericanas (I-20) para estudiantes, por lo  que resultaba necesario encontrar un centro educacional, en Estados  Unidos, que certificara la admisión de los jóvenes cubanos.
 
La  solución fue proporcionada, en diciembre de 1960, por Agnes Ewald a  través del "Coral Gables High School" en Miami, a quien se le  remitían los nombres desde La Habana, ella enviaba los documentos de  matrícula y con los mismos se resolvía de inmediato la salida de los  muchachos en Cuba.
 
Para acometer esta etapa de la  Operación fue creada una amplia red de colaboradores que estuvo  integrada inicialmente, en Miami, por Norma Lemberg, quien había  residido en La Habana y era la encargada de resolver las visas I-20 que  le facilitaba Mrs. Agnes Ewald del Coral Gables High School y un grupo  de apoyo procedente de familias cubanas y norteamericanas que, dirigidas  por un profesor de la Ruston Academy, era el encargado de recibir a  los niños en el aeropuerto y trasladarlos hacia los campamentos  habilitados en La Florida para ellos.
 
Para tramitar el  visado y el procesamiento de los pasaportes y demás trámites legales,  James Baker organizó un equipo encargado de ese proceso integrado por  profesores de la Ruston Academy y algunas otras personas. El referido  comité estuvo integrado durante esa fase inicial entre otros por la  ciudadana inglesa Phyllis Harrison Powers (Penny Powers), con  independencia del grupo católico, compuesto por la gente de la Iglesia  Católica, algunos de cuyos líderes estaban involucrados en la  Operación."
 
Penny Powers jugó un rol protagónico en la  organización de la Operación por sus amplios contactos con los círculos  norteamericanos en Cuba y las organizaciones contrarrevolucionarias  clandestinas en la Isla. Contaba además con una amplia experiencia por  su destacada participación en una operación de la inteligencia británica  mediante la cual contribuyó personalmente a sacar de la Europa  ocupada por los Nazis hacia Inglaterra entre 9 y 10 mil niños  judíos que nunca volvieron a ver a sus padres.
 
A partir  de ese momento, Walch y Baker comenzaron a trabajar de conjunto en un  proyecto que garantizó el traslado de los niños desde Cuba supuestamente  a un centro educacional en Miami.
 
Tanto el Programa para  Niños Refugiados Cubanos como la Operación Peter Pan se iniciaron sin  tener asegurado el alojamiento para la cantidad de niños que esperaban, a  partir de los resultados de las insidiosas campañas que desarrollaron  para lograr sus propósitos.
 
Los primeros cinco  niños que viajaron por la Operación Peter Pan llegaron a Miami a las  4:30 pm., del 26 de diciembre de 1960, a bordo del vuelo 422 de la  Pan American World Airwais. Entre ese día y el 31 de diciembre  del mismo año arribaron directamente los primeros 25 niños de la primera  etapa de esta operación. Para apoyar el proyecto acordado con el  Monseñor Walsh, la Administración Republicana de la Casa Blanca, en  un último gesto antes de finalizar su mandato, entregaba el 31 de  diciembre de 1960 por decisión del propio presidente Dwight D.  Eisenhower, la cantidad de 100 mil dólares de ayuda para que 900  estudiantes cubanos pudieran realizar estudios superiores en diversas  universidades de Estados Unidos.
 
El rompimiento  unilateral de las relaciones diplomáticas con Cuba por parte del  gobierno norteamericano, el 3 de enero de 1961, provocó que  alrededor de unos 100 pasaportes con solicitudes de visas para niños,  del grupo inicial de 200 que se tramitaban en La Habana, quedaran  pendientes de procesar.
 
El 5 de enero de 1961  James Baker arribó a Miami e informó a Walsh que no había sido posible  sacar más niños de Cuba debido a la lentitud en los trámites y las  comunicaciones con Washington desde La Habana. Explicó que mientras  el poco personal que quedaba en la embajada se ocupaba de incinerar la  documentación de esa sede diplomática, él tuvo que encargarse  personalmente, en dicha embajada, de habilitar los pasaportes de los  únicos 25 casos que definitivamente pudieron viajar entre el 26 y el 31  de diciembre de 1960.
 
Cerradas todas las posibilidades  consulares en La Habana, a las dos de la tarde del domingo 8 de  enero de 1961 se produciría, en las oficinas de Mr. Robert F.  Hale, director de la Oficina de Visas del Departamento de Estado, una  reunión en la que participaron Bryan O. Walsh, en su condición de  Director Ejecutivo de Catholic Welfare Bureau, Inc. y Frank Auerbach,  jefe de la Sección de Visas del Departamento de Estado. La solución  surgida en esta reunión fue otorgarle al sacerdote toda la autoridad  necesaria para emitir Visas "waiver", con las cuales las  aerolíneas o agencias de viaje en Cuba quedaban facultadas para  transportar a los niños cubanos hacia Estados Unidos, aún cuando no  tuvieran una visa oficial, sin riesgos a ser multados.
 
La  Operación Peter Pan comprometió a miles de familias cubanas y  estadounidenses, varios gobiernos extranjeros, numerosos funcionarios  federales y estatales del gobierno norteamericano, más de 100 agencias  dedicadas al cuidado de niños y las tres mayores religiones existentes.
 
La  clandestinidad de esta operación ha sido reiterada por el propio Walch,  alegando que alentó el secreto en el sentido de no llamar la atención,  llegando, incluso, a rechazar hablarle a los familiares de los niños  excepto a través de las llamadas telefónicas realizadas desde el propio  Estados Unidos, pues las que se originaban desde Cuba no eran  respondidas ya que, según él, algunas personas eran muy indiscretas. La  preocupación de Walsh sobre este particular llegó a punto de decidir no  escribir carta a la isla.
 
Tal proceder ha sido  ratificado por James Baker, quien, con relación a la clandestinidad de  la operación, señaló que las comunicaciones desde Cuba se efectuaban  solo a través de las embajadas.
 
A pesar de los esfuerzos  por garantizar el más absoluto silencio sobre todo lo que tuviera que  ver con la operación, dada la masividad, resultaba imposible de ocultar  algunos hechos a la prensa de Miami. Al respecto, Walsh precisó que pudo  convencerlos de la necesidad de no develarla, lo que permitió que por  año y medio la prensa se mantuviera en silencio y sin siquiera mencionar  el nombre de Peter Pan.
 
Segunda etapa. Habana-Kingston-Miami
 

Una  segunda variante alternativa, propuesta por Walsh, fue la creación de  una vía Habana-Kingston-Miami contando con la colaboración  de las autoridades británicas y de la Iglesia Católica de Jamaica.
 
De  esta manera podría continuar desarrollándose la Operación Peter Pan, a  través de Jamaica, para lo cual la embajada británica otorgaría las  visas de tránsito por ese país. Walsh gestionó con la Iglesia Católica  de Jamaica la ayuda para agrupar los niños en Kingston mientras se les  tramitaba la visa en el consulado norteamericano en ese país, lo que  debería demorar sólo una noche, y enviarlos a Miami al siguiente día.
 
El  9 de enero, el Departamento de Estado le comunicó a Walsh que ambas  proposiciones, las de Jamaica y las visas "waiver" desde Cuba,  estaban aprobadas, por lo que a partir de ese momento estaba autorizado a  continuar sacando niños de Cuba, bien por la vía de Jamaica con  visas británicas otorgadas en La Habana y de Kingston trasladarlos  para Miami con visas "waiver". O trasladarlos directamente Habana-Miami  con visas "waiver" que el gobierno norteamericano autorizaría emitir  directamente al Catholic Welfare Bureau.
 
El gobierno de  los Estados Unidos concedió a Walsh Carta Blanca para sacar de  Cuba niños comprendidos entre las edades de 6 a 16 años, mientras que  para los casos entre 16 y 18 años se estableció la obligatoriedad de  remitir previamente a Washington los nombres y fechas de nacimiento para  su aprobación por razones de seguridad. Según el escritor  norteamericano Joan Didion, "la decisión del Departamento de Estado, de  otorgarle a Bryan Walsh plena autoridad para conceder visas "waiver" fue  un acto sin precedentes y violatorio de lo establecido en la  legislación de ese país."
 
Para ultimar todos los detalles  el 10 de enero de 1961, Walsh y la supervisora para el cuidado  de los niños del Catholic Welfare Bureau, Miss. Rachel Erwin,  viajaron a Jamaica, donde fueron recibidos por la jerarquía católica de  ese país. El obispo de Kingston, Monseñor McEleney, brindó toda la  cooperación necesaria. También se reunieron con el cónsul general  norteamericano y con los Directores de las aerolíneas norteamericana Pan  American World Airwais y la holandesa K.L.M. Royal Dutch Airlines, en  Jamaica, para garantizar el éxito de la Operación.
 
En  esta nueva etapa de la Operación, el equipo que actuaba en La Habana  obtenía las visas británicas para los niños a través de la embajada  inglesa en Cuba y al arribo a Jamaica los mismos recibían la visa  norteamericana para continuar hacia Estados Unidos. Penny Powers fue el  principal contacto con la embajada británica en La Habana, llegando  incluso a recibir autorización de su gobierno para otorgar visas  británicas para viajar a Jamaica.
 
El gobierno británico  no sólo permitió el uso de sus visas y de su embajada en actividades  clandestinas, sino que sus diplomáticos en La Habana fueron utilizados  en los continuos viajes que estos hacían entre Cuba y Estados Unidos en  función de la operación.
 
En horas de la tarde del 17 de  enero arribaron a Jamaica los primeros siete niños que inauguraban  esa nueva ruta, los que continuarían viaje hacia Miami la tarde del día  siguiente.
 
El viernes 13 de enero de 1961 ya  habían arribado a Miami 50 niños cubanos alojados en el Cuban Boys Home,  en Villa San José y en la Casa No.1 de Kendall, la mayoría de ellos  varones adolescentes. Sobre esta segunda fase de la Operación Peter Pan,  Mongo Grau señalaría que, antes de la invasión de Bahía de  Cochinos, un grupo de niños había viajado a Estados Unidos mediante unas  50 visas "waiver" que, a modo experimental había enviado Walsh firmadas  por él y que en su opinión prendieron el fuego en Cuba.
 
Como  apoyo oficial y financiero a la Operación, el 3 de febrero de  1961 el presidente John F. Kennedy aprobó la entrega de cuatro  millones de dólares para enfrentar la situación surgida en la  Florida con los emigrantes cubanos, parte de la cual se destinó, de  manera especial, a las agencias que se encargaban de atender, como  señalara el propio Presidente, "al más problemático caso, el de los  indefensos y desprotegidos niños cubanos" que, sin acompañantes,  arribaban a los Estados Unidos víctimas del engaño que, en muchos casos,  sufrieron sus padres en Cuba.
 
Fue así como, contando con  el reconocimiento oficial, el apoyo de la Iglesia Católica  Norteamericana y resuelto por el gobierno norteamericano el  financiamiento de la operación, quedaba expedito el camino para sacar  masivamente niños de Cuba.
(Continúa......)


 
 
 


La verdadera historia de la Operación Peter Pan.

La Operación  Peter Pan ha sido  una de las más secretas y siniestras  operaciones de  subversión política ideológica, organizada por el "Departamento de  Estado de Estados Unidos", la jerarquía de la "Iglesia Católica" en Miami, la "Agencia Central de Inteligencia "  (CIA) y las organizaciones contrarrevolucionarias, en su lucha   contra la Revolución cubana durante la Guerra Fría en los años 60, que promovió y amparó lo que pareció ser un espontáneo proceso   migratorio al manipular por parte de Washington el tema de la   Patria potestad de los padres cubanos sobre sus hijos.
 
Su principal   ejecutor en coordinación con el Gobierno de Estados Unidos fue el cura de origen irlandés Bryan O. Walsh. Por  esta vía salieron de Cuba un total de 14 048  niños, muchos de ellos nunca volvieron a encontrarse con su  padres.



 
La Operación Peter Pan, fue llevada a cabo entre el 26 de diciembre  de 1960 y el 23 de octubre de 1962 y se desarrolló para propiciar que los niños cubanos pudieran emigrar a los  Estados Unidos y evadir el supuesto "adoctrinamiento comunista".
 
Esta  situación sirvió de factor condicionante y facilitante para que el  gobierno norteamericano, a través de la CIA, iniciara una de las  acciones de subversión política ideológica más cruel y tenebrosa que, en  el contexto de la Guerra Fría contra la Revolución, sembró el  terror y el pánico en determinados sectores de la sociedad cubana  mediante la campaña sobre la pérdida de la patria potestad. Esta campaña  surgió en el otoño de 1960 en el contexto de la creación, en Miami,  del Programa para Niños Refugiados Cubanos sin acompañantes (The Cuban  Children´s Program) como proyecto inicial, mientras que la  Operación Mangosta surgiría poco después con un mayor nivel de  especialización en las formas y métodos a desarrollar.
 
El  medio empleado en esta operación desestabilizadora sería una campaña de  propaganda a través de las ondas de la emisora Radio Cuba Libre  (Radio Swan), que causaría alarma y desasosiego entre la población  cubana.
 
El 26 de octubre de 1960, en el horario de las 8:00 p.m.  y en el Programa "Noticiero para el Caribe" a cargo de Francisco Gutiérrez, esta emisora subversiva, abordó por primera vez este asunto y  para ello radiaron el mensaje siguiente:
¡Madre cubana,  escucha esto!, la próxima ley del gobierno será quitarte a tus hijos  desde los cinco años hasta los 18 años, comentario que alternaría con el  de ¡Madre cubana, no te dejes quitar a tu hijo! Es la nueva ley del  gobierno (...), cuando esto ocurra serán unos monstruos del  materialismo. Fidel se va a convertir en la madre  suprema de Cuba.
Durante varios meses, de forma  reiterada transmitieron este y otros mensajes similares. En uno de ellos  se dieron las orientaciones precisas:
¡Atención cubano!  Ve a la iglesia y sigue las orientaciones del Clero.
También  redactaron una falsa Ley de la Patria Potestad, supuestamente  emitida por el gobierno cubano, que sería distribuida clandestinamente  entre la población. El texto de esta ley espuria fue redactada en  Estados Unidos e introducida en la Isla por el agente principal de la  CIA en Cuba, José Pujals Mederos. Según reconoció años después  Ángel Fernández Varela, también agente de la CIA, él fue una de las  personas responsables de la redacción de esta ley.
 
Durante  varios días se mantuvo a través de la citada emisora y otros medios  radiales e impresos al servicio de Estados Unidos, la propaganda dolosa  acerca de una eventual expropiación de niños. Se repetían mensajes  cuidadosamente fabricados para impactar en las familias cubanas,  concitando en algunas el miedo infundado a perderlos.
 
A  diferencia de operaciones anteriores similares, como la de los 20 mil  niños vascos en 1937, a causa de la Guerra civil española o la  salida de 30 mil niños judíos de Alemania entre 1938-1939,  la Operación Peter Pan se produjo sin justificación política, ética y  moral alguna, de forma cautelosa, con métodos clandestinos, en vuelos  comerciales y a plena luz del día.
 
El Padre Bryan O. Walsh, a través de la Catholic Welfare Bureau, creó un equipo de colaboradores y empleados, que  se encargaban de visar, recibir en el aeropuerto y distribuir en  diferentes establecimientos creados al efecto en la Florida y otras  localidades del país, a las pequeñas víctimas de la cruel maniobra  migratoria. En un hecho sin precedentes, el Departamento de Estado  norteamericano transfirió a una autoridad religiosa la potestad de  emitir visas waiver (Visas volantes), a todos los niños cubanos  entre 6 y 16 años.
 
Decisivo resultó el apoyo recibido por  importantes sectores de la Iglesia en Cuba, donde la jerarquía, la  mayor parte del clero y de sus organizaciones laicas, lejos de apoyar la  causa nacional, se aliaron incondicionalmente con la Iglesia  norteamericana y el gobierno de ese país, incitaron y propiciaron la  inmigración, defendieron los intereses de las clases privilegiadas, con  las cuales venían asociadas desde el advenimiento de la república  mediatizada, facilitando todo esto por la supremacía de un clero español  y mayormente extranjero, heredado desde el período colonial y protegido  por el gobierno interventor norteamericano.
 
Monseñor  Walsh, párroco de la Iglesia del Sagrado Corazón, perteneciente  entonces a la diócesis de Miami, muy vinculado a sectores  recalcitrantes y agresivos de la emigración cubana en esa localidad, fue  el organizador público de la Operación Peter Pan.
 
De  acuerdo con una de las versiones contadas por el padre Bryan O. Walsh a  finales de 1960, directivos de la Cámara Americana de Comercio de La Habana se le acercaron con la noticia de que algunos amigos  cubanos querían enviar a sus hijos hacia Estados Unidos, por el temor de  que al estar involucrados en actividades contrarrevolucionarias, el  gobierno cubano tomara represalias contra ellos y como excusa le  retirara la custodia de los hijos.

En aquellos momentos, los principales directivos de las empresas norteamericanas radicadas en  Cuba, se encontraban en Estados Unidos reuniéndose con sus colegas de la  Cámara de Comercio de ese país, planteando sus problemas en relación  con la situación en Cuba y valorando la posibilidad de recurrir a la  embajada en La Habana en busca de ayuda.(Continua.......)