lunes, 28 de septiembre de 2009

Razones.

Como cada lunes
recibo el amanecer
desde mi ventana
abierta de par en par.

Invito al sol a penetrar mi cuarto
y aspiro el frescor del aire que lo acompaña.
Llegan a mí, entonces,
un aroma a yerba húmeda
y el perfume de un nuevo día.

No sé que hallaré al otro lado de la puerta.
Mis zapatos de nube
van en busca de los sueños
y puedo matar bribones.

La ciudad despierta, y yo,
que escucho su llamado,
no escatimo esfuerzos y voy tras ella
a defender la vida.